Consolidado como un segmento en constante crecimiento en esta nueva realidad post coronavirus, las bodas en destino fueron el motivo por el cual 619.000 extranjeros -contabilizando parejas e invitados- arribaron a Italia en 2022 tal como constató la Agencia Nacional Italiana para el Turismo (ENIT).
Los especialistas de este organismo estatal estimaron que este año habría mil casamientos extranjeros más que en 2022 lográndose un crecimiento del 9,5%.
El ministerio de turismo italiano informó que la Toscana fue la región más buscada por las parejas extranjeras captando el 21% del total de bodas extranjeras por delante de Lombardía, Campania, Apulia, Sicilia y Lacio que se situaron segunda; tercera, cuarta, quinta y sexta respectivamente.
En esos mismos doce meses, Estados Unidos resultó la principal fuente emisora de turismo receptivo de bodas aportando el 29,2% de las parejas extranjeras que se casaron en Italia aunque, a nivel continental, más del 57% de los eventos correspondieron a matrimonios residentes en otros países europeos.
Como dato que refleja el cambio de paradigma turístico en esta nueva realidad post-pandemia, los visitantes se inclinaron por destinos que respeten el medioambiente con propuestas sustentables.
“El sector de las bodas aporta importantes beneficios a la industria turística al ampliar las opciones de viaje a Italia promoviendo una buena imagen de nuestra marca país”, explicó Ivana Jelinic, directora general de la ENIT destacando que se celebraron 7.160 matrimonios de parejas italianas en una región distinta a la suya
Directora de marketing de esta entidad gubernamental, Maria Elena Rossi sostuvo que el auge de casarse en el extranjero suele ser un vínculo especial con ese destino en particular al que eligen como escenario de ese evento transcendental para toda pareja.
“Es una forma alternativa para conocer el destino", concluyó Rossi sobre esta tendencia que forma parte del turismo de romance que incluye despedidas de solteros, viajes de compromiso, renovación de votos y aniversarios más viajes de luna de miel.
La demanda en aumento de estas bodas exige formalizar y profesionalizar esta actividad que genera trabajo para organizadores de bodas (wedding planner); coordinadores de eventos dentro de hoteles; proveedores de ofertas turísticas; agencias de viajes; hotelería de tres a cinco estrellas; transporte aéreo o terrestre y proveedores relacionados con el evento central: técnica de sonido, iluminación, pantallas, DJ, diseñadores, floristas, salones, catering, fotógrafos, pastelerías, músicos, personal de seguridad, maquilladoras, peluquerías, artistas, personal bilingüe, carpas, mobiliario y asistencia médica.