En el caso de México, su cocina fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, y platos como los tacos, el mole o el pozole se transformaron en emblemas de identidad. A ellos se suman bebidas tradicionales como el tequila, el mezcal y el pulque, que refuerzan la experiencia turística en cada brindis.
Centroamérica también desplegó su riqueza culinaria. Belice destacó con su cocina criolla, caribeña y maya; El Salvador reafirmó a las pupusas como símbolo de identidad nacional; y Guatemala se posicionó con platos típicos como el pepián y el kaq’ik, vinculados a su tradición ancestral.
El impacto económico fue evidente. Según el Ministerio de Turismo de México, durante el primer semestre de 2025 ingresaron 23,4 millones de turistas internacionales, un 7,3% más que en 2024, consolidando al país como el sexto más visitado del mundo.
De acuerdo con datos gubernamentales oficiales provenientes de la Secretaría de Turismo mexicana, el 30% del gasto turístico total se destinó a experiencias gastronómicas. Este porcentaje, confirmado por encuestas llevadas a cabo por empresas del sector privado, confirma el peso del sector en la economía nacional.
En Centroamérica, aunque todavía no existen cifras globales, varios países presentaron resultados alentadores. Guatemala espera cerrar 2025 con más de tres millones de visitantes extranjeros mientras que El Salvador y Panamá reportaron 1,6 millones de llegadas internacionales en lo que va del año,según datos oficiales de sus ministerios de turismo.
El informe de Booking 2024 sobre tendencias de viaje señaló que el 60% de los viajeros estarían dispuestos a visitar un destino nuevo solo para descubrir sabores locales, y que 4 de cada 5 turistas buscan probar la comida tradicional del lugar que visitan.
En este contexto, las redes sociales se volvieron un canal clave para reseñar restaurantes y viralizar platos: plataformas como Instagram, TikTok y Google Reviews se consolidaron como herramientas decisivas para recomendar experiencias gastronómicas.
El turismo gastronómico en México y Centroamérica ya no es solo una moda, sino un pilar cultural y económico que preserva la memoria de generaciones y al mismo tiempo impulsa el desarrollo regional. Cada plato no solo nutre, sino que cuenta una historia.