Entre sus mayores atractivos se encuentra Dakar, capital vibrante y moderna, reconocida por su vida nocturna, su escena musical ligada al mbalax y sus mercados tradicionales como Sandaga. A pocos kilómetros de la ciudad, la Isla de Gorée, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un lugar de memoria histórica vinculado al comercio de esclavos que recibe miles de visitantes cada año.
El turismo de playa tiene su epicentro en la Pequeña Costa, un corredor de más de 150 kilómetros donde se destacan las localidades de Saly, Somone y Popenguine. Allí, hoteles, resorts y actividades acuáticas se combinan con reservas naturales que permiten observar flamencos, tortugas marinas y una gran variedad de aves migratorias.
Para los amantes de la naturaleza, el Parque Nacional Niokolo-Koba, también Patrimonio Mundial de la UNESCO, ofrece safaris únicos en un entorno protegido de más de 9.000 km² donde habitan leones, hipopótamos, antílopes y más de 350 especies de aves. Otro atractivo es el Lago Retba, famoso por su intenso color rosado debido a la alta concentración de sal y microorganismos, que lo transforman en un escenario fotográfico inigualable.
El norte del país también tiene su joya: Saint-Louis, antigua capital colonial francesa y reconocida por su arquitectura histórica y su carnaval cultural. La ciudad es un puente entre la tradición africana y la herencia europea, lo que la convierte en un imán para el turismo cultural.
El gobierno senegalés impulsa políticas para fortalecer la conectividad aérea y promover la sostenibilidad. El aeropuerto internacional Blaise Diagne, inaugurado recientemente, amplió la llegada de vuelos directos desde Europa y Medio Oriente, mientras que el plan nacional de turismo busca diversificar la oferta hacia nuevas regiones del interior.
La gastronomía senegalesa, con platos como el thieboudienne (arroz con pescado), el yassa de pollo o los mariscos frescos de la costa, completa la experiencia, ofreciendo a los visitantes un contacto directo con la cultura local. Con infraestructura en expansión, atractivos naturales y un patrimonio cultural de enorme valor, Senegal se consolida como un destino turístico de referencia en África Occidental, preparado para seguir creciendo y sorprender a viajeros de todo el mundo.
Como continente más grande y diverso, África alberga una gran variedad de paisajes, culturas e historia pero, a pesar de su potencial turístico, no evolucionó a la par de otras regiones del mundo debido a la falta de infraestructura, inseguridad, dificultad para obtener visados e inestabilidad política sumado a la caída de viajeros extranjeros que llegó al 70% en 2020 a raíz de la pandemia de Covid.
En los últimos tiempos hubo cierta recuperación ya que las llegadas de turistas procedentes del exterior crecieron un 35% en comparación al año anterior. Estas cifras aún están lejos de los niveles previos a la pandemia pero representan un paso positivo hacia la reactivación del sector.
África tiene un potencial turístico sin explotar siendo necesaria una sinergia entre sus gobiernos y el sector empresarial privado para desarrollar su industria de los viajes en forma sostenible y responsable para favorecer a las comunidades locales y preservar el medioambiente.
Con atractivos para todo segmento turístico, el continente africano ofrece safaris en la sabana para observar la fauna salvaje hasta playas en las islas del Índico pasando por las montañas del Atlas y ruinas milenarias.