Antes de comprar un carry-on, conviene tener en cuenta varios aspectos que hacen la diferencia entre una valija funcional y una compra que complica el trayecto. El primero es el tamaño permitido por las aerolíneas, que suele rondar los 55 x 40 x 25 centímetros (incluyendo ruedas y manija). Superar esas medidas puede implicar tener que despachar el equipaje y pagar cargos extra.

En segundo lugar, los viajeros experimentados recomiendan priorizar el peso vacío de la valija. Una maleta ultraliviana -de entre 1,8 y 2,5 kilos— permite aprovechar mejor los límites de peso que imponen las aerolíneas low cost y facilita su traslado en trenes, colectivos o pasillos de aeropuerto.

Otro factor clave es la resistencia del material. Las opciones de policarbonato o ABS reforzado son ideales para quienes buscan durabilidad y protección ante golpes, mientras que las de tela o nylon balístico ofrecen más flexibilidad y bolsillos externos, útiles para viajes laborales o de fin de semana.

El sistema de ruedas también influye directamente en la experiencia de viaje. Las cuatro ruedas giratorias de 360 grados brindan mayor estabilidad y permiten moverse sin esfuerzo en aeropuertos o calles empedradas. En cambio, los modelos de dos ruedas son más resistentes en superficies irregulares, aunque menos ágiles.

Los especialistas en viajes destacan la importancia de verificar el interior y la organización: los compartimientos con cierre, correas elásticas y paneles divisorios ayudan a mantener el orden y evitar arrugas. Además, los nuevos modelos incorporan puertos USB, cierres TSA homologados y materiales impermeables, detalles que suman seguridad y confort.

En cuanto al diseño, las tendencias actuales apuntan a colores neutros o metálicos, texturas rugosas que disimulan rayas y una estética minimalista. No obstante, personalizar la valija con etiquetas o fundas sigue siendo una estrategia útil para evitar confusiones en cabina o cinta de equipaje.

Por último, conviene elegir marcas con garantía internacional y servicio posventa, especialmente si el viajero realiza vuelos frecuentes. Una inversión en calidad puede durar más de una década y acompañar cientos de embarques.

En definitiva, un buen carry-on no se elige por moda, sino por funcionalidad. En un mundo donde la movilidad define la forma de viajar, la maleta ideal no es la más cara ni la más liviana: es aquella que se adapta al ritmo de cada viajero y convierte el traslado en parte del disfrute.