Si bien todavía no se especificaron ninguna de estas acciones estatales, la ley australiana de defensa del consumidor establece que las celebridades o personas influyentes deben comunicar expresamente -mediante un etiquetado- cuales son las publicaciones patrocinadas o que constituyen un aviso publicitario.
La legislación también impone multas con un máximo de dos millones y medio de dólares australianos, el equivalente a 1.600.000 dólares estadounidenses, a quienes no cumplan esta medida confundiendo a los usuarios.
“Los acuerdos comerciales deben divulgarse cuando los influencers recomiendan un producto o servicio”, explicaron voceros de la ACCC, quienes adelantaron que pronto se informará la nueva normativa.
De acuerdo a los registros oficiales gubernamentales, ya habría más de un centenar de expedientes abiertos evaluando la conducta de creadores de contenido para Instagram, TikTok, Snapchat, YouTube, Facebook o Twitch porque emplean técnicas fraudulentas de marketing y no comunican que sus publicaciones son solventadas por un anunciante.
Popularmente conocido como influencers, son figuras que alcanzaron un grado de notoriedad en las plataformas digitales donde son seguidos por miles o millones de personas que a diario miran sus publicaciones a las que le otorgan credibilidad.
Además, el 2023 comenzó con restricciones para Australia porque -desde el pasado 5 de enero- todos los visitantes procedentes de China -incluyendo Hong Kong y Macau- deberán someterse a pruebas de Covid-19 como requisito obligatorio para ingresar a la potencia oceánica tanto en plan vacacional como en viajes de estudio o trabajo.
Desde julio de 2022 no se exige el esquema de vacunación contra el Covid-19 al ingresar a las fronteras o aeropuertos de Australia aunque se mantiene la obligación de utilizar barbijos o tapabocas durante los vuelos internacionales a ese país.
A mediados de abril pasado, por primera vez después de dos años de cierre de fronteras debido a la pandemia de Covid-19, Australia recibió un crucero internacional con la esperanza de retornar a las épocas previas a 2020 cuando arribaban 350 embarcaciones por año con un tráfico de 600.000 pasajeros que aportaban 3.800 millones de dólares en consumo de productos y servicios locales.