Orientado a un público ABC1 del mayor poder adquisitivo, los vuelos privados sobresalen porque no sufren cancelaciones salvo por cuestiones climáticas; se puede elegir el horario de salida y no se pierde tiempo haciendo largas filas para llegar a un mostrador a completar formularios o trámites burocráticos.
La ciudad de Buenos Aires es el destino argentino que concentrar la mayor cantidad de vuelos privados, las estadísticas de su Ente de Turismo exhiben una recuperación del 69% con respecto a la conectividad aérea y un 79% en torno a la llegada de turistas en comparación a 2019 cuando todavía no había irrumpido la pandemia de Covid-
Por su parte, el bonaerense aeropuerto internacional de San Fernando ubicado tuvo un progreso del 15,1% en relación a 2021 y el incremento se estira al 35% si se compara con lo contabilizado en 2017.
Este fenómeno comercial se extiende al resto de América del Sur donde la aviación privada, según datos de 2000 Aerosistema, aumentó la demanda de servicios de chárter privado, especialmente por parte de ejecutivos y empresarios que necesitan una mayor flexibilidad y privacidad en sus viajes de negocios.
Como opción más accesible al bolsillo se presentan los vuelos compartidos en aviones privados donde, para viajar desde Buenos Aires hasta Punta del Este en Uruguay, se abona un promedio de 290 dólares por persona.
Otra alternativa es la denominada empty legs que consiste en comprar pasajes de vuelos que salgan vacíos a un 40 o 60% por debajo del valor del charter.
Con la uruguaya Punta del Este como ciudad más visitada a través de vuelos privados, el ranking rioplatense se completa con destinos argentinos como Bariloche, El Calafate, Córdoba, Cataratas, Mendoza, Ushuaia y Salta.
Los usuarios de este servicio de alta gama son mayoritariamente empresarios, celebridades y turistas cuyo altísimo nivel adquisitivo les permite evitarse demoras innecesarias disfrutando de un confort superior al de cualquier vuelo comercial de línea.