Esta aventura ferroviaria hace escala en destinos tradicionales como París y Moscú, capitales de Francia y Moscú respectivamente, como en ciudades más remotas como sus pares de China y Tailandia, las urbes de Pekín y Bangkok.
A lo largo del trayecto, los pasajeros experimentarán una conexión sin igual entre Europa y Asia al mismo tiempo que disfrutarán de paisajes disímiles como las llanuras europeas hasta majestuosas montañas asiáticas.
El precio promedio de este viaje ronda los 1.200 euros siendo una opción accesible considerando lo extenso del viaje y los servicios que brinda en cada uno de sus tramos a lo largo de tres semanas.
En materia de viajes sustentables, esta experiencia ferroviaria también sobresale por constituir una opción más ecológica en comparación con los vuelos. Su impacto ambiental es considerablemente menor con apenas 0,08 toneladas de CO2 emitidas por pasajero frente a las 1,67 toneladas que emana un avión desde que despega de la pista portuguesa de Lisboa hasta aterrizar en el aeropuerto de Changi en Singapur.
Si bien habrá que armarse de paciencia ante los inconvenientes logísticos como largas esperas o controles de documentos, la experiencia global es inigualable para quienes deseen disfrutar de unas vacaciones diferentes, sostenibles y que combinen lo mejor de estos dos continentes.
Las condiciones actuales perfilan a Singapur como destino turístico que podría generar ingresos aún mayores a los 14.000 millones de dólares locales, unos 10.000 millones de la divisa norteamericana, que percibió en 2022 con el consumo de servicios y productos efectuados por sus 6.300.000 visitantes procedentes del exterior.
Según datos oficiales del Consejo de Turismo de Singapur, su industria de los viajes contribuye con el 4% del producto bruto interno (PBI) del país, un porcentaje que podría crecer aún más a partir de este año sumado a la creación de nuevos puestos de trabajo.