Las autoridades locales también informaron que las acciones bélicas lanzadas por el Kremlin moscovita redujeron un 18% los ingresos que el fisco de Crimea obtuvo gracias al turismo durante los primeros nueve meses de 2022.
"Desde enero hasta noviembre pasado hubo un flujo turístico de 6,3 millones de visitantes que representa un 30% menos que en esos once meses de 2021", detalló Vadim Volchenko, ministro de turismo crimeo.
En declaraciones formuladas a la agencia de noticias Interfax, el titular de la cartera turística destacó que el pasado año se lograron máximos históricos en términos de llegada de visitantes del extranjero y que 2022 se perfilaba para ser todavía más exitoso, un objetivo que no se alcanzó debido a la invasión bélica.
Crimea, territorio ucraniano anexionado por Rusia en 2014, fue escenario en los últimos meses de varias acciones de las unidades de sabotaje ucranianas. En agosto pasado dos bases militares fueron objeto de ataques y en octubre un coche bomba dañó un tramo del puente de Crimea que une el continente con la península.
El presidente ruso Putin calificó a este ataque como “un acto terrorista que originó los bombardeos masivos contra la infraestructura civil ucraniana”.
Cuando sigue cayendo un misil tras otro asesinando soldados como civiles, incluyendo mujeres y niños, Ucrania quiere transformar algunas de sus ciudades en destinos turísticos internacionales para promover su industria de los viajes al mismo tiempo que se tornaría una suerte de recordatorio permanente de la destrucción; muerte e injusticia que generó Rusia desde que el pasado 24 de febrero invadió militarmente al país.
Esta iniciativa intentará agregar nuevos productos turísticos vinculados a la invasión bélica rusa a Ucrania que ya cuenta con destinos internacionales como la antigua central nuclear de Chernóbil que en 2019 fue visitada por 100.000 personas, la capital Kiev o la ciudad de Leópolis que fue declarada patrimonio universal de la humanidad por la UNESCO.