Antes de estos cambios, el equipaje de mano solía estar incluido al comprar un boleto de avión. Sin embargo, con las nuevas políticas, cada aerolínea estableció sus propias reglas y tarifas para el equipaje de mano, lo que obligó a los pasajeros a ajustar su forma de empacar y a pagar cargos adicionales dependiendo de la compañía aérea. Esta medida provocó críticas, ya que los viajeros ahora deben investigar con antelación las condiciones específicas de cada aerolínea para evitar sorpresas desagradables. A pesar de las quejas, el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) en Europa no ofreció una solución que unifique los criterios de las aerolíneas.
El cambio en las políticas de equipaje de mano buscaba simplificar la gestión para los pasajeros y reducir los costos adicionales al momento de abordar. No obstante, el hecho de que cada aerolínea pueda decidir sus propias reglas generó confusión y gastos adicionales para los viajeros, quienes se vieron obligados a enfrentar tarifas inesperadas y restricciones adicionales.
Además, las autoridades aeroportuarias reintrodujeron la antigua regulación que limita los líquidos en el equipaje de mano a cien mililitros. Aunque algunos aeropuertos europeos habían implementado tecnologías avanzadas que permitían llevar líquidos en envases más grandes, esta norma temporal se aplicó nuevamente de manera uniforme en todos los aeropuertos. Esta medida, que incluye productos como perfumes y shampoo, tenía como objetivo reforzar las medidas de seguridad en vuelos internacionales.
Esta decisión de reinstaurar la limitación de líquidos también generó malestar entre los pasajeros, que la consideraron un retroceso.
Sin embargo, las autoridades defendieron la medida argumentando que era necesaria para garantizar la seguridad en los aeropuertos y agilizar el proceso de control de seguridad para todos los viajeros.
Con estas nuevas regulaciones ya en vigencia, los pasajeros tuvieron que ser más cuidadosos al planificar sus viajes, asegurándose de cumplir con las normas de cada aerolínea y de estar al tanto de las restricciones sobre el transporte de líquidos en su equipaje de mano.
La nueva era de restricciones y cargos adicionales planteó un desafío para los viajeros, que debieron adaptarse a las nuevas condiciones del mercado aéreo europeo.