En 2018, dos años antes de la irrupción de los contagios masivos de coronavirus, el turismo chileno aportaba un 3,3% del Producto Bruto Interno, más de 9.000 millones de dólares, para pasar al actual 1% tal como lo reveló el propio gobierno trasandino.
Según estimaciones del gremio turístico, Chile recién en cuatro años y medio podría recuperar estas cifras que tenía en la época previa a la pandemia cuando recibía anualmente a seis millones de turistas procedentes del exterior.
Sin embargo, las dificultades del turismo chileno se originaron antes de surgir el Covid-19 porque, tal como coinciden los agentes de viaje y operadores privados, mermó un 30% el arribo de visitantes extranjeros a partir de la ola de protestas sociales de fines de 2019 en la capital de Santiago y las principales ciudades trasandinas.
Hasta mayo de 2020, sólo ingresaron 120.000 extranjeros a Chile, una de las naciones que impuso mayores restricciones sanitarias anti-Covid sumado al aumento del precio de los pasajes aéreos. En contraposición, el turismo interno se recuperó de forma más expeditiva gracias al auge de los viajes internos.
Las dificultades económicas, agravada con una inflación del 12,5% anual y la cotización del dólar a un máximo histórico de mil pesos, derivaron en el aumento de los costos operativos de la industria, especialmente del combustible.
"Sabemos que el turismo es un gremio que lo pasó muy mal, ahora tenemos que ponerle más apoyo y empeño", afirmó el mandatario chileno al anunciar el programa de inversiones durante un acto oficial en la ciudad costera de Valparaíso.
El jefe de estado chileno expresó que el turismo es mucho más que un negocio porque constituye un orgullo e identificación cultural siendo una de las áreas de la economía que emplea a más mujeres.
"Cuando el turismo es golpeado, se daña la identidad de un país", concluyó el presidente chileno Gabriel Boric.