La antigua cárcel de La Model en Barcelona ofrece recorridos gratuitos de una hora paseando por los pasillos de la prisión, ingresando a las celdas y transitando todos los espacios cotidianos de quienes fueron sentenciados a pasar sus días tras las rejas.
Profesor de psicología de la UOC, José R. Ubieto consideró que existen tres grandes motivos, absolutamente distintos, que impulsan este auge del denominado turismo penitenciario.
“La mayoría de los turistas quieren aprender un poco de historia con la visita, también existen visitantes que llegan con curiosidad morbosa por conocer escenarios de sufrimiento humano y, por último, quienes arriban atraídos por la moda de este tipo de experiencias para compartirlas en las redes sociales”, explicó el docente Ubieto.
Además, el psicólogo español Ubieto opinó que “para unos pocos podría alimentar un delirio patológico preexistente como personas psicopáticas que visitan estos espacios como santuarios de sus fantasmas".
Como fenómeno que se extiende a nivel global, la desafectada cárcel estadounidense de Alcatráz recibe más de un millón de visitantes anuales mientras la ex prisión de Karosta en Letonia congrega a 30.000 turistas.
En esa prisión de Letonia se ofrece el pack noche extrema donde el huésped –tras abonar 17 euros y firmar una autorización- es tratado igual que un preso siendo obligado a realizar flexiones, correr por el patio, despertarse a media noche y recibir una serie de maltratos por parte de simulados guardia-cárceles.