La Tourism Australia, en conjunto con los gobiernos locales y comunidades indígenas, desarrolló una red de regiones emergentes que hoy se posicionan como alternativas auténticas para el turismo internacional. Zonas como Kangaroo Island, Ningaloo Reef, Flinders Ranges, Margaret River y Arnhem Land encabezan esta nueva ola de destinos, caracterizados por su preservación ecológica, experiencias inmersivas y hospitalidad comunitaria.
En el oeste del país, Ningaloo Reef se consolidó como uno de los lugares más buscados por viajeros conscientes, con programas de observación responsable del tiburón ballena y prácticas de buceo sostenible. En Margaret River, la propuesta combina enoturismo, surf y gastronomía orgánica, con productores locales que integran la economía circular en su oferta.
El sur de Australia también muestra un crecimiento sostenido. Kangaroo Island, tras su recuperación ambiental posterior a los incendios de 2020, vive una segunda etapa turística enfocada en la biodiversidad y el ecoturismo. Los visitantes pueden alojarse en eco-lodges autosustentables, recorrer parques naturales y participar en programas de voluntariado ambiental junto a científicos locales.

Más al norte, el Territorio de Arnhem Land, gestionado por comunidades aborígenes, ofrece experiencias exclusivas que permiten conocer la cultura ancestral Yolngu, sus rituales, arte rupestre y vínculos espirituales con la tierra. Es ahí donde los guías locales actúan como auténticos embajadores culturales porque su labor fomenta el turismo respetuoso y educativo.
El crecimiento de estos destinos se alinea con la Estrategia Nacional de Turismo 2030, que promueve la diversificación geográfica y la reducción del impacto ambiental del sector. Según el último informe de Tourism Research Australia, los viajeros internacionales que visitan regiones emergentes permanecen más días y gastan un 22% más en promedio, impulsando el desarrollo local y el empleo sostenible.
Australia se posiciona así como referente mundial en turismo responsable, integrando conservación, innovación y cultura en una misma experiencia. Al descentralizar su oferta, el país oceánico logra equilibrar la economía del turismo con la protección de sus ecosistemas, demostrando que los destinos emergentes pueden ser, al mismo tiempo, una oportunidad económica y un compromiso ambiental.










