A partir del martes 1° de octubre , los turistas que ingresen al país deberán pagar 100 dólares neozelandeses (equivalente a 62 dólares estadounidenses o 56 euros), en comparación con los 35 dólares neozelandeses que se cobraban anteriormente.
El ministro de Turismo y Hostelería, Matt Doocey, explicó que este incremento tiene como objetivo cubrir parte de los costos que el turismo genera para las comunidades locales, como la presión sobre la infraestructura regional y el mantenimiento de las áreas de conservación.
El turismo es un pilar importante de la economía neozelandesa; en 2023, cerca de 4,9 millones de turistas visitaron el país, contribuyendo con alrededor de 11.000 millones de dólares neozelandeses a la economía (6.829 millones de dólares estadounidenses o 6.177 millones de euros).
A pesar de la subida, Doocey afirmó que la nueva tarifa, que representa menos del 3 % del gasto total por visitante, no afectará significativamente el número de turistas. Sin embargo, Rebecca Ingram, directora ejecutiva de Industria del Turismo Aotearoa, advirtió que el aumento podría ahuyentar a unos 48.000 visitantes, afectando el gasto turístico general.
Este impuesto es adicional a los costos de visado y busca garantizar la conservación del patrimonio y el mantenimiento de los servicios públicos, reforzando el compromiso de Nueva Zelanda con un turismo sostenible.