La historia entre Piazzolla y Punta del Este comenzó en 1970 cuando llegó por primera vez a la península acompañado de su pareja, la cantante Amelita Baltar. Con el tiempo, ese primer encuentro esteño se transformó en una relación íntima y duradera. El músico encontró en el paisaje uruguayo, el silencio y el mar, un refugio que contrastaba con la agitación de las giras internacionales.

En la ciudad uruguaya de Punta del Este, Astor Piazolla compuso, pescó tiburones, recibió amigos como Daniel Rabinovich de Les Luthiers y soñó con retirarse algún día en su casa de Rincón del Indio, El Casco, que habitó cada verano desde 1981.

Fruto de ese vínculo nació la Suite Punta del Este, escrita en solo dos semanas por pedido del Centro de Artes y Letras. Se estrenó el 2 de marzo de 1980 en la misma Catedral que la volvió a acoger años después.

La partitura original, que se creía perdida, fue hallada por Mercedes Jáuregui de Gattás y entregada como parte del archivo histórico donado a la comunidad.

La velada recuperó una pieza clave del repertorio piazzolliano, también reafirmó el papel de Punta del Este como un ícono que va mucho más allá de un destino turístico estival. Consolidado como el balneario número uno de sudamérica, también tiene el orgullo de haber sido la musa que inspiró a uno de los músicos más influyentes del siglo veinte.

En su jardín de Rincón del Indio, un cedro azul aún se yergue como testigo silencioso de aquellas tardes de composición y atardeceres compartidos. Astor Piazzolla nunca se mudó definitivamente aunque su música, como su espíritu, eligió quedarse para siempre en su Punta del Este.

Como dato que exhibe el caracter internacional de la música de Piazolla, una versión de su Suite Punta del Este formo parte de la banda de sonido de la película cinematográfica Doce Monos de 1996) que, bajo al dirección de Terry Gilliam, protagonizaron los actores Bruce Willis y Brad Pitt,.