Con un avance interanual proyectado del 4,1% durante la próxima década, este sector se perfila como clave para el desarrollo económico de las regiones más remotas y la preservación cultural de comunidades indígenas.
Además, el turismo indígena le ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la historia, idiomas y tradiciones de estos pueblos originarios en los cinco continentes.
En Australia, más de 1,4 millones de turistas internacionales participaron en experiencias indígenas en 2019, registrando un crecimiento del 6% anual desde 2010.
Durante 2023-24, casi el 87% de los visitantes en Australia Occidental manifestaron interés en estas experiencias, y un 36% participó activamente, aportando 58,5 millones de euros al Producto Estatal Bruto en 2021-22.
Este segmento se posicionó con mayor fuerza en el mercado mundial tras la pandemia de Covid-19 ya que los viajeros optan por vacacionar en espacios al aire libre rodeados de verde para conectarse con la naturaleza.
Además, múltiples aspectos cotidianos de los pueblos indígenas se vinculan estrechamente con el turismo. Los descendientes de pueblos originarios son los mejores guías para exhibir los recorridos desde una perspectiva autóctona y compartir los beneficios del turismo.
Canadá también destaca como referente con cerca de 2.000 empresas de turismo indígena que generan más de 39.000 empleos y aportaron 1.130 millones de euros en 2017. De manera similar, en Guna Yala, Panamá, este sector se ha consolidado como el principal motor económico para el pueblo Guna.
Julia Simpson, presidenta del WTTC, afirmó que el turismo indígena no solo preserva las tradiciones culturales, sino que también empodera a las comunidades y garantiza que los pueblos indígenas tengan el control de sus historias y su futuro económico.
Ante el aumento de la demanda por experiencias auténticas, Simpson destacó la importancia de asegurar que estas empresas tengan acceso a los recursos y financiamiento necesarios para prosperar.