Este tipo de vacaciones VIP se caracteriza por itinerarios personalizados, alojamientos de alta gama y experiencias exclusivas que priorizan la privacidad, la comodidad y el acceso a servicios culturales y gastronómicos únicos.
De acuerdo con datos de la corporación internacional Allied Market Research, el crecimiento responde al aumento del poder adquisitivo de los viajeros de alto ingreso, la búsqueda de experiencias auténticas y el desarrollo de destinos especializados en hospitalidad premium.
Entre los casos destacados, el Post Oak Hotel de Houston se posicionó como referente en Estados Unidos al ofrecer desde un concesionario Bugatti en planta baja hasta una colección privada de vinos valuada en 5 millones de dólares. En el Caribe, el Kimpton Seafire Resort + Spa de Gran Caimán presentó suites presidenciales con diseño europeo y vistas panorámicas de Seven Mile Beach.
La tendencia también se refleja en proyectos más íntimos, como The Dunlin en Johns Island (Carolina del Sur), que propone un lujo de estilo boutique con solo 72 suites, o el JOIA Aruba By Iberostar, inaugurado en Eagle Beach, con suites swim-up y spa de última generación. En tanto, el Salterra Resort & Spa en Caicos del Sur llevó el estándar caribeño a otro nivel con servicio de mayordomo 24 horas y gastronomía de autor.

Para la Organización Mundial del Turismo (OMT), el segmento de lujo es además un motor económico clave, ya que los viajeros de alta gama gastan hasta seis veces más que un turista promedio, dinamizando aerolíneas, hoteles, restaurantes y comercios de alto valor agregado. La expansión de este mercado marca un cambio de paradigma en la industria: los viajes dejaron de ser solo desplazamiento y se transformaron en experiencias exclusivas diseñadas a medida para un público que busca lo excepcional.
Los denominados viajeros de gama alta se inclinan por destinos ecosostenibles, especialmente los hoteles cinco estrellas con tecnología avanzada en entornos armónicos con el medio ambiente.
El turismo de lujo es uno de los segmentos que más creció en estos últimos años incluyendo las temporadas 2020 y 2021 donde se sufrió la crisis sanitaria y económica desatada por la irrupción de la pandemia de Covid-19.
Después de dos años de escasa actividad y tras la flexibilización de las restricciones sanitarias, el turismo de lujo regresó a escena con la sostenibilidad como motor de sus cambios e innovaciones.










