Frente a la sede del Ministerio de Salud como del Ministerio de Gobierno, del que depende la Dirección de Migración, los manifestantes vitorearon consignas reclamando "políticas claras" en beneficio del turismo.
En declaraciones formuladas a la agencia de noticias EFE, la presidenta de la Asociación Boliviana de Agencias de Turismo Receptivo (Abatur), Jackeline Rivero, señaló algunas trabas como las multas a los turistas que no completan datos periódicamente en una plataforma online de la oficina de migración que, a su juicio, tiene defectos de operación.
“El turista que está en frontera ya se encuentra con esos cuatro requisitos y el llenado de la plataforma, deciden no entrar a Bolivia. Hay muchos turistas que se han quedado en Puno, Perú, queriendo ingresar a Bolivia, pero viendo que hay tantos requisitos se han dado la vuelta y se han ido a otros lugares de Perú, entonces, estamos ahuyentado el turismo”, afirmó la titular de Abatur, Jacqueline Riveros.
La titular de entidad empresarial consideró que, hoy en día, en la capital de Bolivia sólo operan una treintena de empresas turísticas que reflejan la caída del sector que, previo a la pandemia, registraba más de un centenar de agencias de turismo receptivo que ahora apenas llega al 10% del flujo de visitantes de ese entonces.
Algo similar sucede en el salar de Uyuni, el mayor del mundo situado a 3.650 metros de altura y que anualmente recibía a 300.000 visitantes según datos oficiales gubernamentales.
“La actividad turística apenas se está reactivando pero ni siquiera recibimos el 10% de viajeros que arribaban al salar de Uyuni", aseguró David Urrelo, miembro de la Cámara de Operadores de Turismo.
El dirigente de la Alianza Boliviana para la Defensa del Turismo y el producto Nacional, Julio Chillo, sostuvo que los trabajadores del sector sobreviven con ese 10% cuyo 60% son residentes nacionales ya que sólo el porcentaje restante corresponde a extranjeros.