De acuerdo a los resultados arrojados por el estudio de la OMT, el mundo pasó de 673 millones a 1.500 millones de turistas cuando Brasil apenas se elevó de sus 5,3 millones a 6,4 millones en estos últimos diecinueve años.
A su vez, tal como se conoció en estos días, la Confederación Nacional del Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC) reveló que el turismo fue el sector más afectado por la crisis económica que desató la pandemia de Covid-19 dado que los ingresos por consumo de productos y servicios realizado por viajeros extranjeros y local mermó un 49% en 2020.
El ministerio de turismo informó que Brasil recibe más de seis millones de turistas anuales procedentes del exterior y, al irrumpir los contagios de coronavirus, los arribos de turistas internacionales cayeron un 66% pasando de 6,3 millones en 2019 a 2,1 millones en 2020.
Considerado el principal destino turístico de la región, Brasil dejó de recibir cuatro millones de visitantes extranjeros anuales debido a la pandemia.
Su principal mercado emisor es Argentina cuyos 887,8 mil turistas representan el 41% del total seguido de Estados Unidos; Chile y Paraguay con 172.000, 131.000 y 123.000 respectivamente.
El estado de San Pablo continúa como el principal destino de Brasil con un 29,5%. La segunda puerta de entrada a Brasil pasó a ser Río Grande do Sul con el 23,3% de los ingresos por delante de Río de Janeiro, ciudad a la que relegó a la tercera posición con un 17,6%.
Más allá de estas estadísticas, en base a los números de esta temporada de verano y la disminución de los contagios por las nuevas variantes de Covid, los especialistas del sector estiman que este año 2022 marcaría una reactivación del turismo en Brasil acercándose, al menos un poco más, a los índices previos a la pandemia de coronavirus.
Además, como adelantamos en nuestra nota publicada a principios de febrero pasado, el gobierno brasilero lanzó el programa Turismo Seguro que protege los bienes e integridad física de sus visitantes extranjeros que, hasta marzo de 2020 previo a la pandemia de Covid-19, generaban un ingresos de divisas que representaba el 8% del producto bruto interno (PBI).