La ciudad rionegrina de San Carlos de Bariloche encabeza las preferencias con sus playas lacustres y circuitos de trekking que son ideales para disfrutar del sol y las actividades al aire libre.

Sus lagos Nahuel Huapi y Mascardi son escenarios perfectos para practicar todo tipo de deportes acuáticos mientras que su gastronomía, especialmente por sus chocolates y cervezas artesanales, atrae a quienes buscan experiencias gourmet.

En la costa atlántica patagónica, la localidad chubutense de Puerto Madryn se destaca por el avistamiento de fauna marina. Aunque la temporada de ballenas concluye en diciembre, lobos marinos y pingüinos en Punta Tombo garantizan encuentros inolvidables. La región también invita a explorar su rica herencia galesa en ciudades como Trelew y Gaiman.

Hacia el sur, El Calafate y El Chaltén son protagonistas. El glaciar Perito Moreno sigue siendo un imán para visitantes de todo el mundo, en tanto que los amantes del senderismo encuentran en El Chaltén un paraíso gracias los cerros Fitz Roy y Torre.

Ambos destinos ofrecen actividades guiadas y servicios turísticos que complementan la experiencia en la populamente denominada capital nacional del trekking.

La conectividad aérea y terrestre ha mejorado significativamente, facilitando el acceso a localidades remotas. Aerolíneas Argentinas y otras compañías amplían frecuencias durante el verano. Por su parte, los alojamientos se adaptan con promociones y tarifas accesibles para atraer a viajeros nacionales.

El turismo estival en la Patagonia combina naturaleza, cultura y aventura, convirtiendo cada visita en una experiencia inolvidable. Mar en la montaña, el lago o el océano, este rincón del sur invita a descubrir la Argentina en su máxima expresión.