La medida, debatida desde 2018, apunta a generar entre 45 y 50 millones de libras anuales para proyectos estratégicos, como vivienda social, espacios públicos y eventos culturales. La aprobación llega tras la promulgación en 2023 de la Ley de Impuesto a los Visitantes en Escocia, que autorizó a los gobiernos locales a implementar este tipo de cargas fiscales.
La líder del consejo de Edimburgo, Jane Meagher, destacó que esta acción representa “una oportunidad única para garantizar que Edimburgo conserve su posición como uno de los destinos turísticos más destacados del mundo”. La imposición será efectiva solo para reservas realizadas a partir de mayo de 2026 y se limitará a las primeras cinco noches de cada estadía.
Las autoridades locales adelantaron que los responsables de alojamientos, incluyendo plataformas como Airbnb, serán los encargados de cobrar y transferir el impuesto, que se aplicará a todos los alojamientos inscritos en la ciudad. La medida apunta a fortalecer la sostenibilidad del turismo y a devolver a la comunidad los recursos destinados a la administración del flujo turístico que crece exponencialmente.
Los técnicos municipales estimaron que, para fines de 2028 o mediados de 2029, los fondos recaudados podrían llegar a 62 millones de dólares anuales que se destinarán a proyectos clave que mejorarán la calidad de vida de los residentes y enriquecerán la oferta cultural y social de la capital escocesa. La estrategia se enmarca en una tendencia global de ciudades que buscan gestionar el impacto económico y social del turismo, como Ámsterdam y Venecia.
Según cifras gubernamentales oficiales, el turismo en Edimburgo en 2023 generó 2.700 millones de dólares, con cerca de cinco millones de visitantes que pernoctaron en la ciudad, ejerciendo una presión significativa sobre sus recursos. La medida equilibrará esta presión y beneficiará a largo plazo tanto a residentes como a los turistas en consonancia con el deseo de mantener la riqueza cultural y natural de la ciudad.
Sin embargo, la iniciativa no estuvo exenta de resistencia; la Federación de Pequeñas Empresas expresó preocupaciones por la rápida aprobación y la falta de comunicación previa con pequeños proveedores. Garry Clark, representante de la FSB, señaló que “no es demasiado tarde para pausar y planificar adecuadamente una implementación sin problemas”, buscando evitar complicaciones en el sector.
Edimburgo se unió así a una lista creciente de destinos en Europa que adoptan impuestos turísticos para gestionar el impacto del turismo masivo, siguiendo ejemplos como Ámsterdam y Venecia. La experiencia de estas ciudades demuestra la efectividad de estas políticas para redistribuir recursos y fortalecer las comunidades locales, una oportunidad que puede aprovecharse también en Argentina y en otras regiones turísticas en crecimiento.