A través del Departamento de Turismo (DoT), las autoridades tailandesas se unieron con el sector empresarial privado de su país para elaborar una serie de medidas y propuestas en ciudades como Bangkok, Chiang Mai y Krabi.

Las cadenas hoteleras se ofrecieron a instalar salas específicas para rezar al mismo tiempo que el sector gastronómico propuso cocinar platos típicos de la cocina halal.

Además, se acordó promover actividades turísticas relacionadas con el calendario musulmán mediante campañas atractivas después del Ramadán, considerado uno de los meses más sagrados del año para los musulmanes.

Los turistas musulmanes ascienden a millones de potenciales viajeros ya que no se reducen al mundo árabe, los cuatro países con mayor cantidad de personas que profesan el islam son Bangladesh; Pakistán; India e Indonesia.

Según el Índice Mundial de Viajes Musulmanes 2022 de MasterCard - CrescentRating, Tailandia es el cuarto país no musulmán más popular entre los turistas musulmanes por detrás de Malasia, Singapur y el Reino Unido.

Tailandia recibió 11,8 millones de turistas extranjeros en 2022, de los cuales, 400.000 viajaron desde Oriente Medio representando un crecimiento del 65% en comparación al  mismo periodo de 2019 cuando aún no había irrumpido la pandemia de Covid.

El gasto global de este grupo también aumentó un 71% en los cuatro años anteriores.

El gobierno tailandés desarrolló un plan para atraer a más turistas musulmanes haciendo que se sientan bienvenidos y cómodos durante su estancia.

Como parte de este programa estatal, se capacitó a funcionarios, empleados públicos y trabajadores del sector privado para que comprendan la cultura, costumbres y necesidades particulares de los turistas musulmanes.

Según datos oficiales, hasta poco tiempo antes de la pandemia desatada a inicios de 2020, Tailandia era la novena nación más visitadas a nivel global por detrás de potencias turísticas como Francia, España, Estados Unidos, China, Italia, Turquía, México y Alemania.

Una vez que concluyó el aislamiento social obligatorio preventivo, desde enero hasta octubre pasado ingresaron unos 400.000 viajeros del exterior, un flujo que luego se cortó abruptamente debido a las normas restrictivas que se instauraron ante la nueva ola de la variante Ómicron.