La medida busca agilizar el procesamiento, pero dificulta el acceso a una visa estadounidense para quienes antes recurrían a embajadas en terceros países. Además, las tarifas abonadas no son reembolsables ni transferibles en caso de rechazo, lo que eleva el riesgo y el costo del trámite.
Esta disposición se suma a nuevas barreras económicas. El 30 de septiembre aumentará de veintiún a cuarenta dólares el costo del permiso ESTA para los europeos, mientras que entrará en vigencia una tarifa de integridad de 250 dólares en visas de no inmigrante. En paralelo, la administración de Donald Trump endureció los controles fronterizos y elevó el precio de ingreso a parques nacionales para los visitantes extranjeros.
El sector turístico advierte que el conjunto de medidas puede frenar la llegada de visitantes en un momento clave. Empresarios hoteleros y de aerolíneas señalan que, con los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol en el horizonte, Estados Unidos corre el riesgo de perder oportunidades de ingresos y competitividad frente a otros destinos.
Las proyecciones confirman esta preocupación. Lodging Analytics prevé para 2025 una baja del 0,7% en los ingresos por habitación disponible, impulsada por una caída del 1,6% en la ocupación hotelera. Recién en 2026 se anticipa una leve recuperación, aunque con márgenes acotados.
Ante este escenario, destinos icónicos como Las Vegas reaccionaron con estrategias de promoción. La Autoridad de Convenciones y Visitantes (LVCVA) lanzó una misión de ventas en Vancouver junto a WestJet y Air Canada, mientras cadenas como Caesars Entertainment ofrecen paquetes especiales para captar demanda.
Estados Unidos mantiene así una política migratoria más restrictiva que pone bajo presión al turismo receptivo y obliga al sector privado a multiplicar esfuerzos de marketing y descuentos para sostener la llegada de visitantes internacionales.