El origen de esta caída se remonta a las declaraciones del actual presidente estadounidense Donald Trump, quien en febrero calificó a Canadá como “el estado número 51” y anunció la aplicación de nuevas tarifas por parte de su gobierno. En respuesta, el entonces primer ministro Justin Trudeau instó a los ciudadanos a los canadienses a evitar viajar al sur y así se generó un contexto internacional de desconfianza mutua y tensión diplomática entre ambas naciones de América del Norte.
Las alertas sobre posibles detenciones arbitrarias en aeropuertos y pasos fronterizos alimentaron aún más la incertidumbre, modificando significativamente las rutas turísticas de los viajeros canadienses que constituían uno de los principales mercados emisores de los Estados Unidos , hasta hace poco tiempo atrás previo al inicio del segundo mandato presidencial de Trump.
A pesar del rechazo hacia Estados Unidos, los canadienses continuaron viajando a otros destinos. México, Brasil, Francia y Japón se consolidaron como opciones alternativas, evidenciado por un aumento en búsquedas en plataformas como Airbnb y Booking, especialmente en resorts todo incluido en el Caribe. Este fenómeno refleja cómo la política de boicot genera una reconfiguración en el mapa del turismo internacional.
Por su parte, el turismo hacia Canadá también refleja una tendencia a la baja. En abril, los viajes en coche y en avión desde EE.UU. hacia Canadá disminuyeron un 11% y un 6%, respectivamente, signando una pérdida significativa en uno de los mercados tradicionales. En 2024, los turistas canadienses gastaron más de 20.500 millones de dólares en Estados Unidos superando ampliamente incluso el gasto de los propios estadounidenses en cadenas de comida rápida como McDonald’s que evidencia la magnitud del impacto.
Esta drástica reducción en el turismo bilateral amenaza con una reconfiguración profunda en sectores clave de la economía estadounidense, como aerolíneas, hotelería, restaurantes y transporte, que enfrentan una disminución de ingresos de gran magnitud. En paralelo, Canadá busca reinventar su vínculo turístico con el mundo, diversificando destinos y estrategias para mitigar el impacto del boicot y la tensión geopolítica.
Para la industria turística argentina y de la región, este escenario plantea desafíos y oportunidades. El desplazamiento hacia destinos alternativos en el Caribe y Europa podría abrir nuevos mercados y fortalecer las oportunidades de promoción en plataformas digitales y viajes de corta duración, especialmente en un contexto donde la confianza en ciertos destinos todavía se ve afectada.
Finalmente, el boicot canadiense hacia Estados Unidos revela cómo las tensiones políticas pueden trasladarse inmediatamente a la industria turística, modificando patrones y flujos tradicionales.