Cristian Boglione, presidente de la Cámara de Hoteleros Gastronómicos y Afines, indicó que en el último año se detectó un aumento de 350 alojamientos informales en la provincia. Según un estudio realizado recientemente, esta informalidad provocó una pérdida fiscal superior a los 5.000 millones de pesos anuales, dinero que quedó excluido del circuito legal ya que se derivó a la economía negra.
Más allá del perjuicio económico, Boglione subrayó que la informalidad “afecta la competitividad del sector formal, genera desprotección para los turistas —ya que estos alojamientos no cuentan con habilitaciones ni controles— y desplaza el mercado tradicional de alquileres residenciales, con propietarios que migran hacia la oferta irregular.”
Además, se alertó sobre incidentes ocurridos en alojamientos sin regulación, evidenciando la urgencia de implementar controles estatales más estrictos para garantizar la seguridad y condiciones adecuadas para los viajeros.
Frente a este escenario, el sector hotelero en Jujuy apuesta a fortalecer la ocupación en fines de semana largos, aunque reconocen una ligera caída respecto al año pasado, y promueven nuevas estrategias para temporadas bajas. Entre ellas, destaca la organización de promociones como “3x2” a nivel nacional y “2x1” para turistas del Norte argentino, que históricamente constituyen una importante audiencia regional.
Otro punto crítico es la conectividad aérea, que sigue siendo un desafío para el crecimiento del turismo en la provincia. Boglione destacó la necesidad de sumar más vuelos internacionales, mencionando especialmente la conexión con San Pablo, al igual que Salta tiene con Lima y próximamente con Panamá. También se busca la reincorporación de líneas aéreas como JetSmart, que suspendió operaciones por razones comerciales.
El dirigente valoró el trabajo conjunto con el gobierno provincial pero insistió en la necesidad de avanzar en controles efectivos contra la informalidad y en mejorar las condiciones para el turismo formal. “Queremos competir en igualdad de condiciones. No puede ser que paguemos impuestos y cumplamos regulaciones mientras otros operan sin ningún control ni obligación,” concluyó.
Para los profesionales del turismo en Argentina, este caso ejemplifica un desafío clave: balancear el crecimiento del sector con regulaciones claras y una adecuada fiscalización, que protejan tanto la economía como la calidad y seguridad de la experiencia turística. La tarea pasa por fortalecer el turismo formal, mejorar la conectividad y fomentar políticas que promuevan la competitividad justa y la confianza del visitante.