Este año, el turismo internacional también jugó un rol clave. A nivel sudamericano, países como Brasil y Chile lideraron el arribo de visitantes, especialmente hacia destinos patagónicos y el norte argentino. La entrada de turistas extranjeros creció un 9% respecto al año anterior según datos del INDEC que significó un aporte directo al Producto Bruto Interno (PBI) del sector servicios.
El desafío de mantener precios competitivos y absorber costos inflacionarios fue una constante. En España, los costos operativos del sector turismo aumentaron entre un 17% y un 29% en rubros como energía y suministros, una realidad que también impactó en nuestro mercado, obligando a muchos operadores a optimizar sus recursos para mantenerse competitivos.
Sin embargo, el lado positivo vino de la digitalización y la profesionalización debido a que más del 65% de las reservas se realizaron a través de plataformas online y, en Argentina, los prestadores locales adoptaron herramientas tecnológicas que facilitaron el acceso a mercados internacionales.
A nivel social, el turismo demostró ser una herramienta de inclusión y sostenibilidad. La creación de empleos formales en el sector marcó un hito dado que la Cámara Argentina de Turismo (CAT) constató que más de 30.000 nuevos empleos directos se generaron en el año con una mayor proporción de contratos a tiempo completo y mejores condiciones laborales.
Mirando hacia adelante, la sostenibilidad sigue siendo un desafío prioritario. Proyectos como el Camino del Olivo en Córdoba y la Ruta de la Fe en Tucumán demostraron cómo el turismo puede integrarse con el cuidado del medio ambiente y la valorización del patrimonio local. Estos ejemplos deben inspirar un enfoque más amplio en 2025 donde la innovación y la sostenibilidad vayan de la mano.
Cada avance logrado este año no habría sido posible sin el compromiso de los profesionales del turismo, las agencias de viaje, los hoteleros y los gastronómicos que transformaron las adversidades en oportunidades. Este sector se tornó un ejemplo de resiliencia y reinvención transformándose en un pilar económico y cultural para Argentina.
En cuanto al balance regional, destinos emergentes como Salta, Bariloche y las Cataratas del Iguazú registraron aumentos de visitantes superiores al 15% anual, según informes de la CAT. Esto refuerza el rol estratégico de las provincias en la diversificación de la oferta nacional.
En un contexto global marcado por incertidumbres, el turismo argentino sigue siendo un pilar de crecimiento económico y cohesión social. Para cada uno de los doce meses de 2025 habrá que consolidar los avances logrados, ampliando la colaboración público-privada e incorporando prácticas sostenibles que posicionen a nuestro país como un referente en turismo responsable y de calidad.