Con una creciente presencia en ferias nacionales y circuitos regionales, Formosa se posiciona como uno de los destinos emergentes del norte argentino, apostando a un modelo de turismo sostenible que combina biodiversidad, identidad cultural y experiencias comunitarias.
En los últimos años, la provincia logró diversificar su oferta con propuestas que integran ecoturismo, turismo rural, religioso y cultural, además de consolidar su red de servicios y alojamientos en torno a los principales polos turísticos como la ciudad capital, el Bañado La Estrella, Herradura, Laguna Blanca y El Colorado.
El Bañado La Estrella, considerado una de las siete maravillas naturales de la Argentina, se consolidó como el emblema turístico provincial. Este ecosistema único —formado por la crecida del río Pilcomayo— ofrece un escenario de fauna autóctona, espejos de agua, senderos y paseos en lancha, atrayendo tanto a observadores de aves como a fotógrafos y viajeros interesados en el contacto directo con la naturaleza.
Además, la provincia avanza en la promoción de circuitos de turismo comunitario que integran a pueblos originarios como el pilagá, wichí y qom, quienes comparten sus tradiciones, gastronomía y artesanías con los visitantes. Estas experiencias no solo generan inclusión social y económica, sino que también fortalecen la transmisión de saberes ancestrales y el respeto por la diversidad cultural.
En la capital formoseña, el turismo urbano se dinamizó con la renovación del Paseo Costanero, el Museo Ferroviario, el Parque Acuático “17 de Octubre” y la Casa de la Artesanía, además de una creciente agenda cultural que incluye festivales, ferias gastronómicas y competencias deportivas. El río Paraguay funciona como hilo conductor de muchas de estas actividades, con propuestas de navegación, pesca deportiva y avistamiento de aves.

En términos de infraestructura, el Ministerio de Turismo de Formosa trabaja junto al sector privado para potenciar la conectividad terrestre y aérea, mejorar la señalización turística y profesionalizar la atención al visitante. El crecimiento de la hotelería y la oferta gastronómica —basada en productos regionales como el pacú, el surubí, la mandioca y el mango— refuerzan el atractivo de un destino que apuesta a la calidad y autenticidad antes que al turismo masivo.
“Formosa no busca ser un destino de paso, sino un destino de descubrimiento. Quien llega se sorprende con la calidez de su gente, la biodiversidad y una forma de vida que respeta el entorno”, destacaron desde la cartera turística provincial.
El calendario anual de eventos incluye la Fiesta Nacional de la Corvina de Río en Herradura, la Fiesta Provincial del Pomelo en Laguna Blanca, y el Festival del Río, Mate y Tereré, que cada año reúne a miles de visitantes. Estas celebraciones populares se han convertido en motores de desarrollo para las economías locales.
Con una estrategia enfocada en la sustentabilidad, la participación comunitaria y la valorización del patrimonio natural y cultural, Formosa se consolida como uno de los destinos más promisorios del norte argentino, ideal para quienes buscan viajar despacio, con propósito y en contacto directo con la naturaleza.










