Los pueblos chaqueños, junto con las comunidades criollas y migrantes, preservan sus costumbres a través de la producción agrícola, la gastronomía y la artesanía. Actividades como cabalgatas, observación de aves, camping y paseos al aire libre permiten a los visitantes desconectarse de la rutina y sumergirse en un entorno natural enriquecedor. Cada rincón del Chaco es una invitación a vivir momentos inolvidables en conexión con la tierra y sus tradiciones.
En los alrededores de Resistencia, la capital provincial, las estancias, restaurantes de campo y hoteles rurales ofrecen combinaciones de descanso y experiencias culturales. Uno de los destinos más destacados es la localidad de General José de San Martín, donde los visitantes pueden acampar junto al río Bermejo, degustar platos típicos elaborados con ingredientes locales y compartir relatos en torno al fuego. Este tipo de experiencias destaca la importancia de aprender y compartir la cultura chaqueña con quienes visitan la provincia.
El Gobierno del Chaco respalda este crecimiento mediante una política de desarrollo turístico clara y comprometida, que reconoce al turismo rural como un pilar fundamental. Este modelo incluye talleres de capacitación para prestadores locales y asistencia en eventos como la Feria Internacional de Turismo (FIT) y FITPAR, donde se celebra la riqueza cultural, natural y gastronómica de la región. Este compromiso promueve los viajes y también fortalece el tejido social de las comunidades, asegurando que el crecimiento beneficie a todos.
Verónica Mazzaroli, presidenta del Instituto de Turismo del Chaco, se muestra optimista sobre el impacto del turismo rural: "Es un pilar que nos enorgullece, ya que no solo muestra lo auténtico de nuestra provincia, sino que ayuda a muchas familias a compartir su cultura."
Mazzaroli enfatizó que el turismo tiene el poder de conectar a las personas con la esencia del Chaco. Esta conexión no solo se traduce en disfrutar de paisajes, sino en un intercambio cultural enriquecedor que deja una huella en los visitantes.
Más allá de los beneficios económicos, el turismo rural refuerza el sentido de identidad y pertenencia en las comunidades chaqueñas. Al recibir visitantes, los lugareños tienen la oportunidad de compartir sus historias ancestrales, fortaleciendo lazos que trascienden el tiempo y el espacio. Las estancias y casas de campo se convierten en espacios donde la calidez humana y la autenticidad se entrelazan con la belleza del entorno natural.