El listado, elaborado a partir de encuestas a viajeros internacionales y la curaduría de expertos en turismo, reconoce sitios que combinan arquitectura preservada, vitalidad cultural, gastronomía local y respeto por el entorno. En esta edición, la diversidad geográfica y el auge del turismo responsable marcan una nueva tendencia: viajar menos masivamente, pero con mayor conexión con cada destino.

Ptuj, en Eslovenia, encabeza la lista como ejemplo de equilibrio entre pasado y presente. Es la ciudad más antigua del país y se distingue por su castillo medieval, los viñedos centenarios y sus festivales tradicionales, entre ellos el célebre Carnaval de Kurentovanje. EBD la define como un lugar donde “la historia se vive cada día”, ideal para quienes buscan autenticidad sin multitudes.

En segundo lugar figura Brujas, en Bélgica, conocida como la “Venecia del Norte” por sus canales, iglesias góticas y calles adoquinadas. Su arquitectura medieval y su refinada gastronomía flamenca la convierten en una postal viva del romanticismo europeo.

El tercer puesto es para Angra do Heroísmo, en las Azores (Portugal), una joya del Atlántico que conserva su trazado urbano renacentista y ofrece un equilibrio entre patrimonio cultural y paisajes naturales únicos.

El ranking también resalta destinos icónicos como Dubrovnik en Croacia, con sus murallas medievales y vibrante vida costera; Albi (Francia), famosa por su catedral de ladrillo y el museo Toulouse-Lautrec; y Florencia (Italia), la cuna del Renacimiento que sigue siendo un museo al aire libre donde cada rincón respira arte.

Entre los tesoros menos explorados destacan Cesky Krumlov (Chequia), un pueblo de cuento con su castillo sobre el río Moldava; y San Gimignano (Italia), cuyas torres medievales dominan el paisaje toscano y evocan la grandeza de la Italia del siglo XIII.

Completan la lista Zamosc (Polonia), una joya renacentista planificada por arquitectos italianos, y Toledo (España), la ciudad de las tres culturas, donde conviven la herencia cristiana, judía y musulmana.

Más allá de la clasificación, el informe de EBD subraya una tendencia global: los viajeros buscan experiencias culturales sostenibles, alejadas del turismo masivo, que fomenten la economía local y fortalezcan el sentido de pertenencia. Europa, con su diversidad patrimonial, invita a recorrer estos lugares eternos donde el pasado sigue vivo y el arte continúa siendo parte de la vida cotidiana.