La brecha afecta especialmente a China, India y la Unión Europea aunque los países más tensionados por falta de mano de obra serán Japón, Grecia y Alemania, donde el envejecimiento poblacional reduce drásticamente la oferta laboral.
“El turismo es una de las fuerzas más poderosas para la inclusión y la prosperidad, pero su futuro dependerá de la capacidad de atraer y retener talento”, advirtió Gloria Guevara, directora ejecutiva interina del WTTC tras la licencia por enfermedad de Julia Simpson.
El informe destacó que la pandemia aceleró un cambio cultural profundo. Millones de trabajadores que abandonaron el sector en 2020 no regresaron, y las nuevas generaciones —especialmente la Generación Z— priorizan la flexibilidad, el bienestar y las oportunidades de desarrollo personal por encima del salario o la estabilidad. La consecuencia es una rotación constante: la permanencia promedio de un empleado turístico es de apenas tres años.
Las principales cadenas internacionales reaccionan con estrategias de largo plazo. Marriott creó una plataforma global de formación digital que ya completaron más de 800.000 empleados. Iberostar se asoció con universidades para ofrecer programas duales de estudio y trabajo, mientras que la india IHCL usa inteligencia de datos para diseñar planes de carrera personalizados y elevar la retención al 80%.
La revolución tecnológica también redefine el trabajo. Más de la mitad de las empresas del sector ya incorporan inteligencia artificial en sus operaciones, desde la gestión hotelera hasta la atención al cliente. “La IA no reemplazará tu empleo, pero quien sepa usarla sí podría hacerlo”, advirtió Marsha Walden, de Destination Canada. El WTTC proyecta que esta transformación generará nuevos perfiles laborales, como diseñadores de experiencias inmersivas, analistas de datos de viaje y especialistas en sostenibilidad digital.
El déficit no afecta solo a los puestos operativos. El turismo enfrenta también una escasez de mandos medios y ejecutivos, capaces de liderar equipos en entornos globalizados. El sector hotelero será uno de los más vulnerables: se calcula que faltarán 8,6 millones de trabajadores para 2035, el 18% de su demanda total.

Ante este escenario, algunos gobiernos ya actúan. Australia, por ejemplo, implementó un programa que permite contratar trabajadores de nueve islas del Pacífico para cubrir la demanda estacional. En su primera fase, ya integró a más de 800 empleados en hoteles del país.
El WTTC propone una estrategia global basada en tres pilares: educación, políticas públicas y cooperación entre empresas y universidades. Entre las acciones sugeridas figuran promover vocaciones turísticas desde la escuela secundaria, ampliar la formación digital y ofrecer condiciones laborales más inclusivas y competitivas.
El informe concluye que el turismo atraviesa una encrucijada entre la automatización y la demografía. El futuro dependerá no solo del número de visitantes, sino de la capacidad de formar a los profesionales que harán posible su crecimiento. Porque si el turismo va a crear millones de empleos, primero debe asegurarse de que haya alguien preparado para ocuparlos.
Otro estudio de la WTTC concluyó que el turismo urbano duplicaría su desarrollo durante la próxima década situándose un 50% por arriba de su récord histórico alcanzado antes de 2019 cuando no había irrumpido la pandemia de Covid-19.
A medida que fue mermando la ola de contagios masivos de coronavirus y su consiguiente levantamiento de restricciones sanitarias a nivel global, el turismo de naturaleza cobró protagonismo debido a que las familias como los viajeros individuales optaban por destinos rodeados de verde al aire libre, una tendencia que se revertiría en estos diez años venideros según el informe de la WTTC.
Además, el equipo de especialistas de la WTTC consideró que en más de una década -desde 2022 hasta 2032-, Asia disfrutará del mayor progreso en viajes y turismo con un crecimiento del 15% en Hong Kong; 13.1%, en Bangkok y 13.8% en Yakarta.










